miércoles, 2 de diciembre de 2009

02-DICIEMBRE-2009 | SOFÍA IRENE CARDONA

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BUSCAPIÉ

Tinglar

El tinglar, la tortuga marina más antigua y más grande del mundo, anida en las playas del Corredor Ecológico del Noreste. Es una de las 865 especies de la zona de más de tres mil acres de bosques, pantanales y playas que pretenden transformar en manicurados paisajes hoteleros, tres campos de golf y tres mil residencias de lujo.


Treinta años de estudios, planes y cabildeos habían logrado, hace muy poco, su designación como Reserva Natural. Cambió el gobierno, cambió el “futuro” y los pesados señores otra vez pisan las flores y atentan contra cuarenta especies endémicas, varias comunidades de coral, una laguna bioluminiscente y miles de puertorriqueños que quedarán excluidos de los frutos del paraíso.


Hace siglos el tinglar regresa a estas playas a desovar. Las señoras tortugas salen del mar, amparadas por la oscuridad de la noche, y arrastran sus colosales volúmenes por los suelos arenosos. Se alejan de las aguas con solemne parsimonia, hasta llegar al lugar adecuado para el anidaje. Una vez allí, se vuelven de cara al mar y desovan, mientras los ojos les lloran como si avistaran algo conmovedor entre las sombras. Asistir a esta ceremonia es presenciar lo fabuloso.


Las magníficas criaturas, después de enterrar los huevos, se retiran del nido y emprenden su lento regreso a las aguas. Se mueven torpemente sobre la arena y por fin alcanzan la orilla. Se adentran al mar y se pierden rápidamente en las profundidades, sin mirar atrás, como si confiaran en el amparo de la tierra.


Así nos dejan su preciado tesoro, su futuro, cercado de manglares, bosques costeros, humedales, praderas de yerbas marinas, todo ello un tesoro en sí mismo. La vulnerabilidad de su descendencia, es también la de su entorno, y es, asimismo, la nuestra.


Hoy, bajo la luz de este día, aún verdea el noreste, a pesar de los decretos. Recordémosles a los altos señores la estupenda oportunidad que tienen, al retirar la derogación de la Reserva, de proteger el frágil mundo en el que habitan. Como dijera Camila hace unos días, “ayudémosles a ser mejores gobernantes” y exijámosles de vuelta la esperanza.


  • La autora es escritora.
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